"Si quieres
algo bien hecho, hazlo tu mismo”.
Esa frase que nos incita a hacer las cosas
cómo nosotros queremos, lo que realmente tenemos en la cabeza. Eso es lo que
busca el movimiento maker, hacer las cosas. Pasar del pensar al hacer y unirse
a otros para crear.
El manifiesto del movimiento maker, escrito por Mark Hatch, nos dice que tenemos que hacer, crear y
expresarnos para sentirnos llenos. Hay que tener curiosidad y ganas de aprender
a hacer, a crear. Para ello, hay que
tener acceso a la tecnología o herramientas adecuadas para desarrollar la
creación. Además, una vez que hemos creado debemos compartirlo con el mundo
desinteresadamente. Regalar algo que tú has hecho es como regalar una parte de
ti mismo. Para formar parte de este movimiento hay que tener ganas de crear y
compartir para contactar y colaborar con la gente con ideas similares.
La cultura maker está muy desarrollada
gracias al apoyo de la tecnología, que nos proporciona las herramientas, y la
colaboración abierta y en red entre las personas, que nos permite compartir lo que queramos de
manera directa e inmediata con todo el mundo. El DIY (“Do it yourself”) está directamente
relacionado con el DIWO (“Do it with others”): es decir, construir y crear con la ayuda de los demás.
Esta filosofía en el campo de la
educación no está todavía muy extendida pero sí hay escuelas experimentales que
apuestan por esta forma de enseñanza. Creo que en asignaturas prácticas de ciencias, tecnología o estudios como arquitectura, ingeniería si es una forma muy innovadora y provechosa pero, en asignaturas de letras, en mi caso de ELE, aun queda mucho camino por andar.
Lo más cerca que he estado ha sido con el ABP (Aprendizaje basado en proyectos). Mis alumnos tienen que crear proyectos en los que el proceso de creación es
realmente lo que importa, por ejemplo, mediante una pregunta como: ¿Cómo promocionar la ciudad de Varna
entre el turismo hispanohablante?. lo que realmente importa es la toma de decisiones, el proceso de investigación y la colaboración en el grupo. Creo que es
importante que los alumnos resuelvan problemas y busquen soluciones para
conseguir el objetivo final.
El movimiento maker es un movimiento, bastante nuevo, que favorece en el aula la comunicación y las relaciones interpersonales entre los alumnos y les enseña muchas de las habilidades necesarias para su futuro pero todavía no tengo muy claro cómo aplicarlo a las asignaturas de letras como literatura o lengua.
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